Las vitaminas son esenciales en el metabolismo y necesarias para el crecimiento y el buen funcionamiento del cuerpo, sólo la vitamina D es producida por el organismo, el resto se obtiene a través de los alimentos.
Todas las vitaminas tienen funciones muy específicas sobre el organismo y deben estar contenidas en la alimentación diaria para evitar deficiencias. No hay alimento mágico que contenga todas las vitaminas, solo la combinación adecuada de los grupos de alimentos hacen cubrir los requerimientos de todos los nutrimentos esenciales para la vida.
Tener una buena alimentación es indispensable para el desarrollo de todas las habilidades físicas y mentales; además, la deficiencia de vitaminas puede conllevar a contraer enfermedades graves que podrían corregirse con una alimentación balanceada. La carencia de las mismas se denomina hipovitaminosis y el exceso de alguna de ellas puede producir hipervitaminosis.
Así pues, las vitaminas liposolubles por su parte, existen en ocho diferentes formas. Cada forma posee su propia actividad biológica la cual es medida por la potencia o uso funcional en el cuerpo. Alfa-tocoferol (a-tocoferol) es el nombre de la forma de Vitamina E más activa en los humanos.
Es también un poderoso antioxidante biológico, la misma en suplementos es generalmente vendida como alfa-tocoferil acetato, una forma que protege su capacidad para funcionar como un antioxidante. La forma sintética es etiquetada "D, L" mientras que la forma natural es etiquetada "D". La forma sintética sólo es la mitad de activa que la forma natural.
Los antioxidantes, tales como la vitamina E, actúan para proteger las células contra los efectos de los radicales libres, los cuales son potencialmente dañinos. Los radicales libres pueden dañar las células y contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares y cáncer. Estudios que se están llevando a cabo para determinar si la Vitamina E, a través de su habilidad para limitar la producción de radicales libres, podrían ayudar a prevenir o retrasar el desarrollo de estas enfermedades crónicas.
De igual manera, también se ha demostrado que la misma juega un papel muy importante en la función del sistema inmunológico, en la reparación de ADN, y otros procesos del metabolismo.
Finalmente, los alimentos que contienen la vitamina E son los siguientes: aceites vegetales, frutos secos, vegetales de hoja verde, cereales enriquecidos son algunas de las fuentes más comunes. Los aceites vegetales (oliva, girasol, soja) frutos secos, legumbres y cereales. El aceite de germen de trigo es muy rico en vitamina E. En general productos como el maíz, las nueces, semillas (legumbres), aceitunas, espinacas (y demás hortalizas de hoja verde), los espárragos y el aguacate.
Pero en definitiva, la principal función de la vitamina E, es su acción antioxidante, protegiendo los tejidos de los efectos nocivos de las toxinas ambientales y del daño consecuente a los procesos metabólicos normales, contribuyendo a prevenir el envejecimiento de células y tejidos, algunas formas de cáncer.
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